El Capital y el Patrón Oro en la Primera Globalización
Durante la Primera Globalización (1879-1914), hubo una interdependencia entre los países que se tradujo en el libre movimiento del capital, sin restricciones. Todo el ahorro buscaba ser invertido en otros países en busca de mayores beneficios, especialmente en aquellos donde la población se estaba desplazando. Inicialmente, este capital se invirtió en obras y servicios públicos, prestándose a los estados. A partir de 1870, se orientó hacia la inversión en empresas privadas y de cartera.
La inversión extranjera directa (IED) es aquella que tiene la intención de controlar empresas extranjeras.
Se produjo inversión tanto directa como en cartera, con una serie de consecuencias:
- Para los países exportadores de capital, las consecuencias fueron positivas, ya que dio lugar a grandes empresas y, en general, fueron inversiones rentables que beneficiaron al conjunto del país exportador.
- Para los países prestatarios de capital, las consecuencias también podían ser positivas, pero dependían del uso que se le diera a ese capital.
Sin embargo, la llegada de este capital extranjero también podía tener aspectos negativos. Se argumentaba que privaba a los países receptores de materias primas no renovables, ya que la exportación de estas reducía el stock de minerales. Además, fomentaba la especialización en materias primas poco remunerativas a largo plazo. A menudo, este dinero se prestaba a gobiernos que no lo invertían en actividades productivas, sino que lo gastaban en otros fines, como los militares.
El Dinero y los Sistemas Monetarios
El crecimiento económico estaba basado en el crecimiento del comercio, y este, a su vez, dependía del sistema internacional de pagos existente en aquel momento: el Patrón Oro.
Desde la Edad Media, los pagos a larga distancia se realizaban con un instrumento clave: la letra de cambio, un sistema que permitía minimizar los flujos de oro entre países.
Funciones y Requisitos del Dinero
El dinero es un medio de pago generalmente aceptado por el público en un lugar y tiempo determinados. Cumple tres funciones principales:
- Medio de pago: Debe servir para realizar transacciones.
- Depósito de valor: Debe permitir ahorrar y conservar el poder adquisitivo.
- Unidad de cuenta: Debe servir para comparar el valor de diferentes bienes y servicios.
Además, el dinero debe cumplir una serie de requisitos:
- Permanente: Que no se deteriore fácilmente.
- Portátil: Fácil de transportar.
- Divisible: Que pueda fraccionarse en unidades más pequeñas.
- Difícil de falsificar: Que ofrezca seguridad contra la imitación.
Tipos de Moneda y Sistemas Monetarios
Existen dos tipos principales de moneda: la moneda real y la moneda fiduciaria.
- La diferencia radica en que la moneda real contiene el valor que representa; tiene un valor intrínseco y es una mercancía más, aceptada internacionalmente.
- La moneda fiduciaria tiene un valor material o físico menor que el valor que se le atribuye. Puede ser metálica o no metálica (como el papel moneda o una tarjeta de crédito).
Los sistemas monetarios pueden ser reales o fiduciarios.
- Un sistema fiduciario es aquel que utiliza exclusivamente moneda fiduciaria.
- Un sistema monetario real se basa en patrones metálicos, donde la unidad monetaria está definida por ley por una cantidad determinada de metal.
Dentro de los sistemas reales, a su vez, ha habido dos tipos principales:
- Sistema monometálico: Basado en un único metal, generalmente el oro.
- Sistema bimetálico: Basado en dos metales, como el oro y la plata.
En el sistema bimetálico, se fijaba por ley un determinado ratio de intercambio entre el oro y la plata. Su ventaja era que permitía incrementar la oferta monetaria. Sin embargo, presentaba un problema: eran sistemas inestables. Las cantidades de oro y plata en el mundo variaban debido al descubrimiento de nuevos yacimientos, lo que dificultaba que la paridad fijada por ley correspondiera con la paridad real de intercambio de esos metales en el mercado.
La Adopción y Funcionamiento del Patrón Oro
Alrededor de 1870, las principales potencias industrializadas (EE. UU., Francia, Alemania y Gran Bretaña) adoptaron el Patrón Oro. La dificultad de mantener patrones bimetálicos generó una serie de desequilibrios y un efecto arrastre hacia el monometalismo oro.
En el mercado internacional, divisas como el franco y la libra se intercambiaban con un ratio fijo respecto al oro.
Una institución básica en este sistema era el Banco Central de cada país, que mantenía reservas de oro en sus cámaras. Este garantizaba la convertibilidad del papel moneda, asegurando el compromiso de intercambiarlo por oro, y se relacionaba con otros organismos financieros internacionales. Los bancos centrales tenían la capacidad de afectar la actividad económica.
Cada vez que un banco comercial prestaba dinero, estaba creando dinero, incrementando la oferta monetaria al prestar fondos que no eran suyos, sino de los clientes. A través de un sistema de reservas fraccionarias, los bancos podían prestar una cantidad determinada de dinero a otros clientes.
Durante este periodo de la Primera Globalización, los países adoptaron el Patrón Oro. Un problema inherente a este patrón era la limitación de la política monetaria: la capacidad de subir o bajar el tipo de interés para influir en la economía estaba restringida.
Respecto al comercio, un país con déficit comercial (que importaba más bienes de los que exportaba) experimentaba una salida de oro de sus fronteras, lo que implicaba un flujo continuo de oro hacia el exterior.
El Patrón Oro después de la Primera Guerra Mundial
Después de la Primera Guerra Mundial, muchos países volvieron al Patrón Oro, un sistema que se había generalizado durante la Primera Globalización. La nueva paridad se establecía como un porcentaje sobre la paridad de preguerra; algunos países regresaron a la antigua paridad, mientras que otros devaluaron su moneda. Los billetes podían cambiarse por oro mediante una paridad fija, lo que ofrecía varias ventajas:
- El dinero estaba fijado por ley al oro, lo que impedía a los bancos incrementar la masa monetaria a su antojo.
- Por ejemplo, 1 dólar podía estar fijado a 100 gramos de oro, y 1 libra a 150 gramos.
- La relación de cambio entre divisas como el dólar y la libra se mantenía estable, sin fluctuaciones.
- Se consideraba el mejor sistema para la estabilidad monetaria y se recuperó en 1919 para evitar episodios de hiperinflación, como el de Alemania, y para hacer frente a las deudas de guerra. A partir de ese momento, siguiendo el ejemplo de EE. UU., muchos países regresaron a este patrón.
Reconstrucción Monetaria y Estabilidad
El Patrón Oro sirvió para la reconstrucción monetaria de posguerra al mantener el poder adquisitivo de la unidad monetaria libre de la influencia de los partidos políticos y los grupos de presión, evitando la inflación. Actualmente, el fallo de todo sistema de moneda fiduciaria es precisamente ese: que se presta a manipulaciones arbitrarias por parte de las cambiantes ideologías y políticas de los partidos políticos.
El Patrón Oro y la Gran Depresión (1929)
La Gran Depresión de 1929 se produjo debido, en parte, a la gran especulación en el mercado de valores. La adhesión al Patrón Oro en ese momento impidió que los Bancos Centrales llevaran a cabo una política monetaria expansiva, forzándolos a mantener tipos de interés altos para evitar la salida de oro del país. Esto también impidió el recurso de devaluar la moneda para fomentar las exportaciones (una política cambiaria clave). Se observó que quienes salieron antes del Patrón Oro se recuperaron antes, lo que sugiere que volver a este patrón fue un error en ese contexto.
El Sistema de Bretton Woods (1944)
Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1944, se celebró en Bretton Woods una conferencia impulsada por EE. UU. en la que participaron 45 países. Se pactó el retorno a un sistema monetario que garantizaba tipos de cambio fijos (pero ajustables). Se decidió establecer un sistema similar al Patrón Oro, pero en el que solo el dólar estadounidense era directamente convertible en oro (convirtiéndose en la única divisa internacional de referencia). Los países participantes fijarían por ley sus monedas respecto al dólar. Además, se establecieron mecanismos de cooperación monetaria y se restringieron los movimientos de capital internacional.
Ventajas del Sistema de Bretton Woods:
- Restricción a políticas expansivas: Imponía una restricción externa a las políticas monetarias de los gobiernos, frenando las políticas expansivas que podrían derivar en inflación y pérdida de competitividad. A cambio, la estabilidad de precios resultante ofrecía seguridad a las transacciones y a la inversión a largo plazo.
- Estabilidad cambiaria: La existencia de un sistema internacional de paridades o tipos de cambio fijos eliminaba los riesgos cambiarios y facilitaba la transferibilidad y movilidad exterior de capitales.
Desventajas del Sistema de Bretton Woods (y del Patrón Oro en general):
- Sesgo deflacionario y liquidez limitada: La obligación de mantener un volumen determinado de reservas metálicas y la estrecha dependencia de la oferta de pago respecto al oro introducían un sesgo deflacionario al sistema. Su liquidez no era función de la evolución del volumen de transacciones (que a su vez depende del crecimiento de la población, la renta y la demanda) o de las necesidades de la economía real, sino de la oferta y disponibilidad de oro.
- Ajuste interno forzado: Bajo el Patrón Oro, se imponía el equilibrio exterior de las cuentas de la balanza de pagos. Los desequilibrios se saldaban en términos de ajuste interno, a costa de sacrificar o subordinar el empleo, los salarios, la renta y la producción nacionales a las cuentas exteriores. A este aspecto se refería el juicio de Keynes en los años veinte, cuando aludía al Patrón Oro como «reliquia del tiempo de los bárbaros», pues bajo tal sistema era «la cola la que movía al perro y no al revés».
- Restricción de la soberanía monetaria: Las restricciones o disciplinas impuestas sobre la política monetaria interior recortaban la soberanía o autonomía de los gobiernos y de sus bancos centrales a la hora de fijar políticas económicas.