Fundamentos de las Finanzas Corporativas
Las finanzas corporativas se fundamentan en cinco pilares conceptuales clave que orientan todas las decisiones financieras: el concepto de flujos de fondos, el valor del dinero en el tiempo, el riesgo, la rentabilidad y la relación entre rentabilidad y riesgo.
Los Cinco Pilares Conceptuales
1. El Concepto de Flujos de Fondos
El primero, el concepto de flujos de fondos, establece que en finanzas lo que importa es el dinero efectivamente cobrado o pagado, es decir, los flujos de caja reales, y no los resultados devengados como en la contabilidad. Esto permite evaluar con precisión si un proyecto genera valor en términos concretos.
2. El Valor del Dinero en el Tiempo
El segundo pilar es el valor del dinero en el tiempo, que reconoce que un peso hoy vale más que un peso mañana, ya que el dinero tiene capacidad de ser invertido y generar rendimiento. Por eso, los flujos futuros deben descontarse a valor presente utilizando una tasa que refleje el costo de oportunidad, el riesgo y, a menudo, la inflación.
3. El Riesgo
El tercer pilar es el riesgo, entendido como la incertidumbre sobre los resultados futuros. Las decisiones financieras deben contemplar esa incertidumbre y, por ello, a mayor riesgo, se exige una mayor rentabilidad, lo que se refleja en una tasa de descuento más alta.
4. La Rentabilidad
En cuarto lugar, la rentabilidad, que representa el retorno sobre lo invertido. Se mide con base en los flujos de fondos reales generados por el proyecto o inversión, no en los beneficios contables. Cuando los flujos son múltiples y en distintos momentos del tiempo, se utiliza la TIR (Tasa Interna de Retorno) como indicador complementario al VAN (Valor Actual Neto).
5. La Relación entre Rentabilidad y Riesgo
Por último, la relación entre rentabilidad y riesgo refleja que toda decisión implica un equilibrio entre ambos factores. Un inversor racional preferirá mayor rentabilidad ante igual riesgo o menor riesgo ante igual rentabilidad. Esta relación permite comparar inversiones no solo por su ganancia potencial, sino por la certeza con la que esa ganancia puede alcanzarse.
Finanzas vs. Contabilidad: El Enfoque en Flujos de Fondos
Desde esta perspectiva, las finanzas se distinguen claramente de la contabilidad. Mientras que esta última se basa en el criterio del devengado —registrando ingresos cuando se generan, aunque no se hayan cobrado—, el enfoque financiero valora las decisiones en función de cuándo se perciben efectivamente los fondos. En este sentido, la inflación juega un papel central: el dinero recibido en el futuro pierde poder adquisitivo, por lo que financieramente vale menos. Por ejemplo, si se espera cobrar $1.000 dentro de un año y la tasa que refleja riesgo e inflación es del 20%, el valor actual de ese cobro es solo $833. Esto demuestra que, a diferencia de la contabilidad, que da lo mismo cobrar hoy o a crédito, para las finanzas, cobrar más tarde es menos valioso, y por eso ese impacto debe ser considerado al tomar decisiones.
En finanzas, el criterio clave para evaluar operaciones es el flujo de fondos reales, es decir, el momento en que efectivamente se cobra o paga el dinero. Esto contrasta con la contabilidad, que utiliza el criterio del devengado, donde los ingresos se registran cuando se generan, sin importar si se cobraron o no. Así, contablemente, da igual si una venta se cobra al contado o a crédito: el patrimonio se incrementa por igual. En cambio, el enfoque financiero reconoce que no es lo mismo cobrar hoy que dentro de un año, porque el dinero de hoy puede ser reinvertido, permite reducir riesgos y, además, pierde valor con el paso del tiempo si hay inflación.
Desde esta perspectiva, cobrar más adelante siempre tiene un valor presente menor, y por eso se descuenta a una tasa que incluye factores como el costo de oportunidad, el riesgo y la inflación. Esta diferencia entre el valor de hoy y el valor futuro se denomina valor del dinero en el tiempo, y es uno de los principios centrales de la disciplina financiera.
Inflación y Valor del Dinero en el Tiempo
Es importante destacar que la inflación no es lo mismo que el valor del dinero en el tiempo. El valor del dinero en el tiempo existe incluso sin inflación: simplemente refleja que tener dinero disponible hoy permite generar rendimiento. La inflación, por su parte, reduce el poder adquisitivo del dinero futuro, y por eso muchas veces se incorpora dentro de la tasa de descuento financiera. Es decir, la inflación puede explicar una parte del valor del dinero en el tiempo, pero no lo agota. También influyen el riesgo de no cobro y el rendimiento que podría obtenerse si ese dinero se usa hoy.
Valoración y Creación de Valor Empresarial
En finanzas, el valor de una empresa no se define por su patrimonio contable, ni por el resultado registrado en los estados financieros. Aunque la contabilidad brinda información útil, su enfoque se basa en el pasado, ignora el momento en que efectivamente se cobran o pagan los fondos, y no incorpora el riesgo ni el valor del dinero en el tiempo. Por eso, dos empresas con igual patrimonio contable pueden valer montos muy distintos en el mercado.
El verdadero valor de una empresa está determinado por las expectativas que se tengan sobre sus flujos de fondos futuros. Es decir, cuánto dinero se espera que genere en el futuro, y cuán seguros son esos ingresos. Así, una empresa puede aumentar su patrimonio contable durante un ejercicio pero perder valor en bolsa si cambian las expectativas de rentabilidad o se eleva el riesgo.
Desde esta perspectiva, se considera que una empresa crea valor cuando logra que el rendimiento de sus operaciones supere el costo del capital utilizado, es decir, cuando genera flujos de fondos suficientes como para justificar la inversión. Para medir esto, las herramientas más relevantes son el EVA (Economic Value Added) y el método de descuento de flujos de fondos (DCF), que proyectan cuánto dinero va a ingresar la empresa en los próximos años y lo traen a valor presente, considerando el riesgo y la inflación.
En este marco, una empresa no vale por lo que “tiene” hoy en libros, sino por lo que se espera que genere mañana en términos reales. Por eso, la creación de valor no está vinculada directamente con la utilidad contable, sino con el aumento en el valor económico de los fondos que recibirán los accionistas en el futuro.