Objetivos Clave de la Política Económica: Desempleo, Inflación y Crecimiento

Objetivos de la Política Económica

Tipos de Desempleo

El pleno empleo no puede corresponderse con la ocupación integral de todos los recursos productivos, precisamente porque existen distintos tipos de paro y las medidas macroeconómicas no tienen la capacidad de incidir simultáneamente sobre todos ellos. Además, la existencia de diversos tipos de paro tampoco significa que tengamos que catalogar a los parados de un país exclusivamente en uno de ellos, ya que lo normal es que en un país convivan diferentes tipos de paro.

En consecuencia, es necesario diferenciar sus posibles componentes porque las soluciones serán diferentes según las causas que lo determinen. Los tipos son:

  • Desempleo friccional: Se origina por las imperfecciones del mercado de trabajo; por ejemplo, aquel que se deriva del periodo de tiempo necesario para cambiar de puesto de trabajo. Un incremento de la rotación implica un incremento del desempleo friccional. También influyen factores socioculturales. Por tanto, la tasa de paro friccional será mayor cuanto más elevada sea la rotación en el empleo, lo cual depende de las circunstancias socioculturales de cada país. En este sentido, la política económica más adecuada frente a este tipo de paro debe ir encaminada a mejorar los sistemas de información, para adecuar de una forma más rápida la oferta de trabajo con la demanda de trabajo.
  • Desempleo estacional: Es el que se produce como consecuencia de la naturaleza estacional del trabajo que se realiza. Ejemplo: es el caso de algunos trabajos del sector agrícola como la vendimia. Así pues, en las zonas geográficas donde predominen este tipo de actividades, la política económica deberá tratar de diversificar la estructura productiva para solucionar el problema.
  • Desempleo cíclico: Es el que se genera en las fases recesivas del ciclo económico, por lo que este tipo de paro disminuirá cuando la economía mejore o cuando la economía esté en expansión. En este tipo de desempleo, la política económica más adecuada sería la de tipo keynesiano, caracterizada por la puesta en marcha de programas gubernamentales de reactivación económica, donde las políticas fiscales y monetarias ocupan un lugar privilegiado.
  • Desempleo depresivo: Tiene lugar cuando la economía de un país viene sufriendo una crisis profunda durante un cierto número de años y, además, no se observan posibilidades de recuperación en el futuro.
  • Desempleo estructural: Puede afirmarse que es aquel tipo de paro que subsiste en el tiempo en ciertas regiones y/o ramas de actividad concretas como consecuencia de su inadecuada estructura económica. Por tanto, es considerado uno de los más graves, con serias repercusiones sociales y económicas. Algunos factores que pueden desencadenar este tipo de desempleo son, por ejemplo, la automatización de la producción; también otro factor puede ser el aumento de los costes laborales u otro factor pueden ser las fusiones entre empresas.

Consideraciones Teóricas del Mercado de Trabajo

Las diversas escuelas de pensamiento difieren en sus planteamientos teóricos a la hora de explicar las causas del paro y, por consiguiente, también difieren en las medidas para solventarlo. En este apartado vamos a estudiar las explicaciones teóricas del desempleo más conocidas.

Perspectiva Clásica del Desempleo

En esta perspectiva, los problemas relacionados con el mercado de trabajo, en este caso el desempleo, son analizados a partir de la función de oferta de trabajo y demanda de trabajo.

  • Nd (Demanda de trabajo): Los empresarios solamente contratarán más trabajadores cuando el salario real sea menor o cuando la productividad marginal sea mayor.
  • Ns (Oferta de trabajo): Para contratar más trabajadores, las empresas deben subir sus salarios.

Una vez establecidas la demanda y la oferta de trabajo en un modelo con precios y salarios totalmente flexibles, el salario real fluctúa con el fin de equilibrar la demanda y la oferta de trabajo. De esta manera, no existiría paro, ya que si el salario fuera demasiado alto para proporcionar trabajo a todo el que lo deseara, descendería inmediatamente al punto en que la oferta y la demanda se igualen y, por tanto, desaparecería el paro.

Así pues, el paro clásico se produce como consecuencia de unos salarios reales excesivos y, por tanto, es un paro de carácter voluntario. Se elimina por la flexibilidad de los salarios y los precios, por lo que no precisa de ninguna medida de política económica.

El Paro Keynesiano

Parte del concepto del paro involuntario, ya que para Keynes el pleno empleo significa la ausencia de paro involuntario. Se origina como consecuencia de una demanda agregada insuficiente, que comprende el consumo privado, la inversión privada y el gasto del gobierno. Por lo tanto, para los keynesianos, la mejor medida para reducir el paro es la aplicación de una política fiscal expansiva, es decir, que el gobierno debería incrementar el gasto público para, de esta manera, luchar contra la depresión y el paro y compensar así esa insuficiente demanda agregada.

Otras Aportaciones Teóricas

a) Paro Involuntario:
  • Modelo de salarios de eficiencia: Defiende que la responsabilidad de la situación de desempleo recae en las empresas, que consideran eficiente remunerar el trabajo por encima de los salarios de equilibrio de mercado, ya sea porque de esta manera desean fidelizar a los trabajadores o porque piensan que así se incrementará la productividad. Lo que ocurre es que cuando quieran contratar más trabajadores no van a poder hacer frente a los costes que suponen, porque ya se comprometieron con los trabajadores que ya están empleados en pagarles salarios elevados.
  • Modelo de los trabajadores internos y externos (insiders-outsiders): En este caso, la responsabilidad del paro recae en los trabajadores internos (insiders) debido a que una parte de estos tienen poder de negociación para exigir salarios por encima del salario de equilibrio, preocupándose únicamente de su bienestar y no teniendo en cuenta a los trabajadores externos (outsiders).
b) Paro Voluntario:
  • Teorías de búsqueda de empleo: También se aproxima a la idea de paro voluntario, considerando que la existencia de trabajadores dedicados al proceso de búsqueda de empleo produce un desempleo. El punto de partida de estas teorías sería un trabajador que está en paro y que está buscando empleo; entonces, se tendrá que desplazar a aquellos sitios donde tenga una oferta de trabajo. Por tanto, el proceso de búsqueda de empleo implica dos costes: 1) coste de desplazamiento y 2) coste de oportunidad (el trabajador deja de ganar dinero por estar desplazándose). De tal forma que igualando los costes con los beneficios marginales del proceso de búsqueda de empleo se obtendría el salario de aceptación (o salario de reserva), que es el salario mínimo por el cual el trabajador aceptará una oferta de trabajo concreta:

Salario de aceptación = Beneficios de la búsqueda – (Coste de desplazamiento + Coste de oportunidad)

  • Si el salario ofrecido por la empresa es < al salario de aceptación, el trabajador no aceptará el trabajo.
  • Si el salario ofrecido por la empresa es > al salario de aceptación, el trabajador aceptará el trabajo.

La Importancia del Problema del Desempleo

A partir de los años 70, las tasas de paro empezaron a elevarse de forma preocupante. Esta gran importancia cuantitativa actual del problema del paro se justifica si tenemos en cuenta los elevados costes que supone para la colectividad, que podemos concretar en los siguientes:

  • Costes monetarios: El trabajador parado sufre una pérdida de ingresos derivada de su situación que varía según distintas circunstancias, entre las que destacan la protección y la duración del desempleo. No obstante, por eficiente que sea la prestación por desempleo que cobramos, es muy difícil que esa prestación equivalga a los salarios del trabajador. Por esta razón, se llega a la conclusión en muchos países de que estos costes monetarios son muy preocupantes, especialmente para los trabajadores con salarios elevados y en situaciones de paro de larga duración.
  • Costes no monetarios: Incluye los costes psicológicos y otro tipo de costes que van a afectar a la salud del trabajador, como por ejemplo, la desmoralización del trabajador, la pérdida de confianza, etc.
  • Costes de la hacienda pública: Engloban los subsidios de desempleo netos de impuestos.
  • Pérdidas de producción o costes macroeconómicos: Recogen las diferencias de producción según los trabajadores estén parados u ocupados (brecha del PIB).
  • Costes sociales: Comprenden las pérdidas económicas del apartado anterior y, además, otros costes no económicos del paro, como por ejemplo, los efectos en la salud ciudadana, la seguridad ciudadana, la corrupción, etc.
  • Costes políticos: Concretados en una menor popularidad de las autoridades políticas gobernantes.

Causas de la Inflación

En la historia del pensamiento económico no ha existido una interpretación comúnmente aceptada; no obstante, el proceso inflacionista de un país puede producirse básicamente por tres vías:

  1. Inflación de demanda: Surge cuando la demanda agregada de bienes es mayor que la oferta agregada, es decir, cuando todos los recursos productivos están plenamente empleados (o cerca de su plena capacidad), tanto la mano de obra como el stock de capital.
    • Explicación monetarista: El problema de la inflación se debe a un exceso en la cantidad de dinero. La demanda de dinero es relativamente estable, pero el Estado (o banco central) hace que se mueva la oferta monetaria. La solución es una mínima intervención del Estado en la economía y un control estricto del crecimiento de la oferta monetaria.
    • Explicación clásica: Si la gente demanda mucho, se genera una inflación, es decir, suben los precios. Relacionado con el incremento de la cantidad de dinero en el sistema económico (Teoría Cuantitativa).
    • Explicación keynesiana: Cuando existe un incremento en la demanda agregada cerca del pleno empleo, la oferta no aumentará lo suficiente para satisfacerla, generando presiones al alza en los precios. La solución puede implicar políticas fiscales y monetarias restrictivas para controlar la demanda, aunque también se puede buscar aumentar la producción si hay capacidad ociosa.
  2. Inflación de costes/oferta: Se explica por un aumento autónomo de los costes de producción con independencia de la demanda agregada o sectorial. Por lo tanto, algunas veces la subida de los precios se inicia por el lado de la demanda; otras veces, por el contrario, es el empujón de los costes el verdadero punto de partida del proceso inflacionista. Las explicaciones relativas a este tipo de inflación han desarrollado dos enfoques básicos:
    • Enfoque mark-up/Sobreprecios: En esta teoría se supone que la economía no se rige por las normas de la competencia perfecta, sino que existen grupos de presión organizados (empresas, sindicatos) que intentan apoderarse de la mayor parte posible de la renta nacional mediante la manipulación de los precios o salarios sobre los que pueden ejercer algún tipo de control. En este sentido, sea cual sea el grupo de presión que actúe, pueden diferenciarse tres tipos de espirales inflacionistas:
      • Espiral salarios-precios: Se origina como consecuencia de la presión de los sindicatos que demandan incrementos de salarios por encima de la productividad para proteger a sus afiliados de pérdidas de poder adquisitivo originadas por elevaciones de precios anteriores. Las empresas acaban aceptando estos incrementos salariales, lo que conduce a una elevación de sus costes. En la medida en que las empresas tengan capacidad para trasladarlos a los precios finales, lo harán, originándose, en el momento de una nueva negociación salarial, un incremento de los precios con una continuación repetitiva del ciclo.
      • Espiral salario-salario: En este caso, el grupo con mayor poder son también los sindicatos, que demandan incrementos de salarios en sectores punta (con productividad elevada), pero que, como consecuencia de un efecto imitación o comparación, se trasladan con carácter general a todo el sistema económico, acabando por generar un proceso inflacionista de similares características al anterior.
      • Espiral beneficios-precios: El punto de partida es asumir que son las empresas quienes inicialmente elevan los precios para obtener un mayor margen de beneficios. Cuando los trabajadores se ven negativamente afectados, reclaman alzas salariales que, si son atendidas, justifican nuevas elevaciones de precios para mantener, al menos, los márgenes de beneficios anteriores, desencadenándose una nueva espiral.
    • Enfoque del poder negociador: Parte del supuesto de que los sindicatos tienen capacidad para generar incrementos salariales, pero teniendo en cuenta la situación del nivel de actividad económica. En este sentido, mientras más cerca se encuentre la economía del nivel de pleno empleo, más fácil será para los sindicatos conseguir que sus reivindicaciones salariales sean atendidas, ya que los beneficios potencialmente perdidos que tendrían las empresas (por ejemplo, en caso de huelga) serían mayores que el incremento de costes laborales atendidos, en el caso de que estos aumentos se trasladen a los precios.
  3. La inflación estructural: La inflación ha adquirido en los últimos años, especialmente en los países más desarrollados, un carácter más estructural. Por una parte, su tasa se ha visto muy reducida, situándose a finales de los años 90 en niveles muy bajos, pero a veces insuficientes en economías abiertas y con un proceso de internacionalización muy elevado, pero no de integración económica y monetaria con países de inflación inferior. Por otro lado, aun con crecimientos pequeños del PIB, la tasa de inflación, en ocasiones, se resiste a bajar por debajo de un nivel determinado.

Así pues, parece como si, de forma similar al paro, también existiese una tasa natural o estructural de inflación, que ya no es un fenómeno únicamente monetario y/o fiscal o de costes y, por tanto, no puede combatirse únicamente con políticas coyunturales. La tasa estructural de inflación sería la tasa de inflación necesaria para el funcionamiento del sistema económico, teniendo en cuenta su evolución, su estructura económica, sus distorsiones y los hábitos inflacionistas incorporados en las actuaciones de los agentes económicos.

El nivel de esta tasa de inflación es distinto entre países y, dentro de un país, también distinto según periodos históricos y en función de los cambios estructurales y sociales. Si esto es así, para conseguir que la tasa de inflación estructural baje y se estabilice en un nivel inferior, hay que adoptar medidas de política económica que vayan al origen del problema y cambien estas estructuras y hábitos que la ocasionan, hasta lograr que el sistema económico en su conjunto necesite funcionar con un nivel de inflación mucho menor.

Se trata, por tanto, de aplicar políticas de ajuste estructural que fomenten la flexibilidad y la competencia, que modifiquen los hábitos existentes, etc. Y además deben complementarse con políticas económicas coyunturales.

La Inflación con Estancamiento (Estanflación)

Desde 1958 (con la curva de Phillips), la relación entre paro e inflación planteaba, en principio, un dilema a la política económica: la primera opción era conceder preferencia a la estabilidad de precios en relación con el pleno empleo, y la segunda, obrar en sentido inverso, dando preferencia al objetivo de pleno empleo en detrimento de la estabilidad de precios. Pero, a partir de los años 70, se manifestó un fenómeno nuevo que se denominó estanflación o inflación con estancamiento, que supone una subida notable y sostenible de los precios junto con el aumento progresivo de los niveles de paro. Por lo que respecta a las teorías explicativas de la estanflación, podemos destacar básicamente dos enfoques:

  1. La hipótesis de las expectativas adaptativas: Fue desarrollada por la escuela de Chicago (Monetarismo). Para Friedman, principal representante de esta corriente, la posibilidad de elegir entre paro e inflación (trade-off) es solo temporal. Puesto que los agentes económicos prevén la persistencia del aumento de los precios y la consideran en sus cálculos (expectativas adaptativas), si las autoridades ponen su empeño en mantener la tasa de paro por debajo de su nivel natural mediante la aplicación de políticas expansivas de demanda, lo único que conseguirán en el largo plazo será una aceleración de la inflación. Este proceso se explica por la teoría aceleracionista de la inflación: si el problema inicial es un incremento del paro, una solución a corto plazo es un aumento de la demanda agregada para disminuirlo. Sin embargo, en el largo plazo, esto producirá un paro similar al inicial (o incluso mayor si la tasa natural aumenta) y una inflación mayor. Solo es posible reducir el paro por debajo de la tasa natural temporalmente a costa de acelerar la inflación. Ante esta explicación de la estanflación, estos autores proponen las siguientes medidas:
    • Para combatir la inflación: Proponen fijar una tasa de crecimiento monetario cada vez más reducida hasta hacerla compatible con la tasa de crecimiento real sin inflación.
    • Para combatir el paro: La única vía a largo plazo es la flexibilización y transparencia de los mercados de trabajo, que se conseguirá, ante todo, con una menor intervención del sector público en la economía y con una recuperación de la institución básica del mercado como mecanismo autorregulador.
  2. La explicación neokeynesiana: Según esta teoría, el origen de la inflación se sitúa en los shocks de oferta o de costes (como la crisis del petróleo de los 70), y el aumento del desempleo es una consecuencia de la reducción del ritmo de la actividad económica, debido en parte a las políticas antiinflacionistas de signo restrictivo practicadas por el gobierno durante la crisis. Así pues, de acuerdo con este planteamiento, las políticas de estímulo de la demanda deberán ser más selectivas y desagregadas y complementarse con políticas de estímulo por el lado de la oferta y, además, con políticas de ajuste estructural para luchar eficazmente contra la depresión y el paro. Finalmente, para combatir la inflación se deben aplicar políticas de rentas, especialmente basadas en los acuerdos entre empresarios y sindicatos.

El Proceso de Desinflación

Las autoridades monetarias, para reducir la tasa de inflación, deben reducir la tasa de crecimiento de la oferta monetaria, lo cual reduce la demanda agregada y disminuye la producción y la creación de empleo a corto plazo. Así pues, el proceso de desinflación tiene un coste, por lo que el responsable de política económica deberá conocer qué sacrificio debe asumir el país en términos de producción y desempleo. Este coste recibe generalmente el nombre de Tasa de sacrificio.

  • ¿De qué depende la Tasa de sacrificio? Los estudios realizados para estimar dicho coste llegan a la conclusión de que la tasa de sacrificio está condicionada básicamente por los siguientes factores:
    • Características institucionales del país (flexibilidad del mercado laboral, independencia del banco central, etc.): cuanto mejores sean las instituciones y más flexibles los mercados, la tasa de sacrificio será menor.
    • Nivel inicial de la inflación: cuanto mayor sea la inflación inicial, más necesario puede ser aplicar una medida de desinflación, pero el coste podría ser alto si las expectativas están muy arraigadas.
    • Las expectativas sobre la inflación y la credibilidad de la política antiinflacionista.
    • Las medidas antiinflacionistas utilizadas (gradualismo vs. terapia de shock).
  • Beneficio social vs. Coste social: En líneas generales, el análisis coste-beneficio efectuado en las distintas economías nos muestra que el proceso de desinflación deberá realizarse de forma que el beneficio social de la reducción de la inflación sea superior al coste social que determine la tasa de sacrificio.

Por tanto, si la inflación es elevada y afecta negativamente a la tasa de crecimiento de la producción, los beneficios sociales probablemente serán superiores a los costes sociales. Pero en los casos de reducción de un nivel bajo de inflación, los beneficios sociales no están tan claros e incluso existe el riesgo de caer en una deflación innecesaria. Además, es preciso tener en cuenta el papel que juegan las expectativas a la hora de garantizar el éxito de un proceso de desinflación, ya que si la política de desinflación es creíble, las autoridades monetarias pueden conseguir el objetivo marcado sobre la inflación con un coste mucho menor en producción y en empleo al previsto. Esto ocurre porque los agentes económicos formarán sus expectativas sobre la inflación en función del objetivo futuro y no en función de la inflación generada en el pasado (expectativas racionales). Cuanto menores sean las expectativas de inflación futura (gracias a la credibilidad), menores serán los costes sociales del ajuste.

Medidas Antiinflacionistas

Es necesario señalar que, puesto que el coste de la desinflación alcanza normalmente valores elevados, las medidas para el mantenimiento de la estabilidad de precios poseen actualmente una gran relevancia dentro de los programas de política económica de la inmensa mayoría de los países. Entre las políticas antiinflacionistas más importantes podemos destacar las siguientes:

  • Políticas por el lado de la oferta agregada: Se trata de actuar para incentivar el desplazamiento de la oferta agregada hacia la derecha, lo que permitirá un aumento de la producción y una reducción de los precios para un nivel determinado de la demanda agregada. En definitiva, se pretenden concretar las causas que inciden en el incremento de los costes de producción a través de las siguientes acciones:
    1. Aplicar una política fiscal que facilite el establecimiento de un programa de incentivos para mejorar los niveles tecnológicos de las empresas, así como desgravaciones fiscales que induzcan a invertir para conseguir un ahorro energético o que induzcan al uso de determinados tipos de energía.
    2. La implantación de nuevas modalidades contractuales en el mercado laboral que permitan a las empresas crear empleos con menores costes (flexibilización laboral).
    3. La liberalización de los mercados para favorecer mayores dosis de competencia y la posibilidad de actuar sobre las causas estructurales que permiten un crecimiento de los precios en determinados sectores de actividad con comportamiento monopolístico u oligopolístico.
    4. La desregulación en materia económica (dentro de ciertas limitaciones) con el objetivo de que los costes que implican ciertas regulaciones no tengan unos sacrificios muy superiores a los beneficios de las mismas.
  • Políticas por el lado de la demanda agregada: Podemos destacar las siguientes:
    1. El mantenimiento de una regla que permita un crecimiento constante y estable de la cantidad de dinero que se inyecta en el sistema económico, que fuese compatible a su vez con la consecución de la tasa de crecimiento deseada de la actividad económica y de los precios (regla monetaria).
    2. La aplicación de una política monetaria restrictiva que actúe sobre la demanda y que cumpla un papel de respaldo de las medidas tomadas por el lado de la oferta.
    3. Reducción del déficit público para no incurrir en niveles indeseables. Además, hay que tener en cuenta que el déficit público financiado fundamentalmente por la vía de emisión de deuda pública tiende a incrementar los tipos de interés, con los consiguientes efectos negativos para la reactivación económica (efecto expulsión o crowding-out).
  • Otras políticas:
    1. Aplicar una política de rentas, que reduzca de forma paulatina el crecimiento de los costes salariales por encima de la norma establecida (basada en la productividad) y permita canalizar los beneficios empresariales hacia la capitalización y la modernización tecnológica de las empresas.
    2. Finalmente, la necesidad de mejorar los procedimientos de recolección de datos y elaboración de estadísticas, ya que son muy importantes las expectativas a la hora de confirmar el crecimiento de los niveles de precios.

Mecanismos de Ajuste de la Balanza de Pagos: Principales Enfoques

Cuando hablamos de la balanza de pagos, lo que busca el decisor de política económica es mantener el saldo de la balanza de pagos en equilibrio, ya que un desequilibrio persistente en esta balanza puede tener consecuencias negativas.

Dentro de los enfoques que estudian los mecanismos de corrección de desequilibrios de la balanza de pagos encontramos cinco principales:

  • Enfoque clásico (precios-flujo de especie): El mecanismo reequilibrador de la balanza de pagos, según este enfoque (asociado a David Hume y al patrón oro), considera el flujo de bienes en el comercio internacional como el resultado de las diferencias en los niveles de precios nacionales. Si el desequilibrio ha sido la consecuencia de variaciones de los precios relativos, una nueva modificación de los precios podría situarnos en la situación inicial. Bajo el sistema de “patrón oro”, los flujos de oro (especie) se emplean para compensar las diferencias entre ingresos y pagos exteriores. Un déficit implica salida de oro, reducción de la base monetaria, caída de precios internos, aumento de exportaciones y reducción de importaciones, corrigiendo el déficit. Un superávit funciona a la inversa.

En este enfoque se encuentran implícitos una serie de supuestos que no tienen por qué cumplirse en los momentos actuales:

  • Se cumple la teoría cuantitativa del dinero (basada en la ecuación de cambio de Fisher M*V=P*Y), de forma que cualquier variación en la cantidad de dinero (oro) implica una variación proporcional en los precios.
  • Existe una eficacia del sistema bancario, es decir, que un incremento/decremento en la oferta de dinero (reservas de oro) produce su impacto de forma inmediata sobre la situación monetaria interna del país.
  • Movilidad perfecta de los factores dentro del país.
  • Total flexibilidad de los precios y salarios, tanto en el país como en el resto del mundo.
  • Elasticidades de demanda y oferta respecto a los precios suficientemente altas.
  • Enfoque elasticidades: Se empezó a plantear a principios del siglo XX y se basa en determinar cuándo una devaluación (o depreciación) de la moneda tiene éxito en mejorar la balanza comercial. Este enfoque considera que es la variación del tipo de cambio la que influye más directamente sobre los precios relativos de las exportaciones y las importaciones y, por tanto, sobre el saldo de la balanza comercial. Se planteó porque muchas economías que presentaban desequilibrio en la balanza de pagos empezaron a devaluar su moneda con la idea de que así podían ser más competitivas; no obstante, se observaba que a veces no mejoraban su relación comercial, sino que la empeoraban y generaban situaciones inflacionistas. El fracaso de numerosas devaluaciones hizo necesario profundizar respecto a las condiciones necesarias para que dichas alteraciones en el tipo de cambio ejercieran su influencia positiva sobre la balanza comercial. Precisamente, el enfoque de las elasticidades nos ofrece un análisis de lo que ocurre con la balanza comercial de un país cuando este devalúa su moneda, precisando las condiciones que deben cumplirse para que esta medida tenga éxito. En este sentido, este enfoque destaca la condición de Marshall-Lerner: para obtener resultados positivos de una devaluación (mejora de la balanza comercial), la suma de las elasticidades (en valor absoluto) de la demanda de exportaciones del país y de la demanda de importaciones del país debe ser superior a uno.
  • Enfoque renta (o keynesiano): Este enfoque se basa en la teoría keynesiana y básicamente se ocupa de estudiar los efectos sobre la balanza de pagos de las variaciones de la renta nacional. En concreto, se trata de analizar, en primer lugar, cómo los cambios en los volúmenes de exportaciones e importaciones (provocados quizás por una devaluación o por cambios exógenos) afectan a la renta nacional (a través del multiplicador del comercio exterior) y, en segundo lugar, cómo estos efectos sobre la renta, a su vez, inciden sobre la balanza por cuenta corriente (vía la propensión marginal a importar).
  • Enfoque absorción: Constituye una ampliación del enfoque renta y se fundamenta en que un planteamiento basado en la consideración sobre la renta y el gasto agregado resulta más aconsejable que el enfoque de las elasticidades. Se estudia la relación entre el nivel de renta de un país (Y) con su nivel de absorción interna (A) o gasto total de los residentes (Consumo C + Inversión I + Gasto Público GP).

Sabemos que Y = C + I + GP + X – M. Si definimos Absorción (A) = C + I + GP, y Balanza Comercial (BC) = X – M, entonces:

Y = A + BC

Reordenando: BC = Y – A

Así pues, según esta ecuación, la balanza comercial representa la diferencia entre la producción nacional (renta) y la absorción interna (gasto total). Un superávit en la balanza comercial (BC > 0) significa que la producción interna es mayor que la absorción, y un déficit (BC < 0) significaría lo contrario (el país gasta más de lo que produce). Si queremos equilibrar la balanza de pagos (eliminar un déficit), uno de los planteamientos posibles sería disminuir el nivel de absorción (A) o aumentar la renta (Y) del país. Este enfoque analiza hasta qué punto una devaluación puede lograr esto: puede aumentar Y si hay recursos desempleados, pero también puede afectar A (por ejemplo, reduciendo el valor real de la riqueza y disminuyendo el consumo). El enfoque absorción presupone que el nivel de renta es un determinante primario del nivel de absorción, pero también considera que la absorción agregada depende de otras variables, particularmente del nivel de precios internos. Por tanto, si el comportamiento del nivel de precios internos influye en el nivel de absorción, entonces claramente la balanza comercial se verá igualmente afectada.

  • Enfoque Monetario: En contraposición a las teorías anteriores, el enfoque monetario concibe la balanza de pagos como un fenómeno esencialmente monetario. Se centra en la demanda y oferta de dinero. Un superávit de la balanza de pagos (entrada neta de divisas) revela la existencia de un exceso de demanda de dinero en el país (los residentes desean mantener más saldos monetarios de los que ofrece el banco central a través del crédito interno). De igual forma, un déficit de la balanza de pagos (salida neta de divisas) no es más que la consecuencia de un exceso de oferta de dinero (el banco central crea más dinero del que los residentes desean mantener, y estos lo usan para comprar bienes o activos extranjeros). En definitiva, cualquier desequilibrio en el mercado de dinero se traduce en flujos internacionales de dinero (reservas) y/o en una adquisición/venta neta de bienes y activos financieros extranjeros. Esto significa que un desequilibrio en la suma de la balanza por cuenta corriente y los movimientos autónomos de capital (que reflejan desequilibrios en los mercados de bienes y activos) tiene que compensarse con un desequilibrio de signo opuesto en la cuenta de variación de reservas (movimientos de dinero). La implicación política es que, para controlar la balanza de pagos, la autoridad monetaria debe controlar la oferta monetaria interna (especialmente el crédito doméstico).

Factores Determinantes del Crecimiento Económico

El factor trabajo siempre ha figurado como un factor determinante en el desarrollo del crecimiento económico, pero históricamente se venía acentuando la importancia del capital, y más concretamente de la acumulación de capital, en el proceso de crecimiento económico. Sin embargo, un estudio de Robert Solow realizado en 1957 estimó que para la economía estadounidense los factores de producción considerados tradicionalmente (capital y trabajo) tan solo explicaban algo menos de la mitad del crecimiento anual medio de la producción per cápita del país, y que el resto se debía al progreso técnico (productividad total de los factores), que hasta entonces se había considerado en gran medida una variable exógena.

En efecto, la importancia del factor trabajo ha sido reconocida por todos los autores, incluidos los clásicos. Pero al estar su crecimiento determinado fundamentalmente por factores demográficos, se pensaba que la acumulación de capital constituía el elemento clave de los procesos económicos. No obstante, después de la estimación de Solow, otros economistas comenzaron a interesarse por el progreso técnico como factor determinante del crecimiento económico. Entre otros, destaca la aportación de Edward Denison, que en un estudio más detallado y para un período más amplio llegó a conclusiones muy parecidas a las de Solow. Comprobó tres ideas:

  • La mejora en la calidad del trabajo (educación) y su incorporación al proceso productivo era un determinante importante para el crecimiento económico.
  • El progreso técnico (avances del conocimiento) explicaba un porcentaje muy elevado del total del crecimiento norteamericano.
  • Un aspecto a destacar de su investigación fue la contribución de la mejora en la asignación de recursos (por ejemplo, el trasvase de mano de obra de la agricultura a la industria).

Por otro lado, los estudios sobre el crecimiento económico efectuados en los países menos desarrollados también han permitido delimitar algunos aspectos relevantes que favorecen o, por el contrario, retrasan el crecimiento económico. Estos factores son, por un lado, los factores institucionales y culturales, y por otro, la importancia del comercio exterior debido a las características productivas de algunos de estos países. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la literatura sobre el desarrollo económico ha tomado generalmente como referencia las experiencias de crecimiento en los países más desarrollados.

En este sentido, el premio Nobel Arthur Lewis, uno de los autores que más ha contribuido en este ámbito, señalaba en una de sus obras que el origen del crecimiento económico se debía a tres causas principales:

  • El esfuerzo por economizar, que permitía a los países el incremento de la productividad.
  • El aumento del conocimiento, mediante la investigación científica y técnica.
  • La acumulación de capital.

Por su parte, otro autor, Walt W. Rostow, destacó seis propensiones clave para lograr el crecimiento económico:

  • La propensión a desarrollar la ciencia.
  • La propensión a utilizar la ciencia para objetivos económicos.
  • La aceptación de la innovación por parte de la sociedad.
  • La propensión a buscar el progreso material.
  • La propensión a consumir.
  • La propensión al crecimiento demográfico (aunque su efecto puede ser ambiguo).

En definitiva, los autores especializados en el crecimiento económico suelen conceder en la actualidad una especial relevancia a los siguientes factores para lograr mayores tasas de crecimiento de la producción nacional:

  1. La acumulación de capital físico (maquinaria, infraestructuras).
  2. La inversión en capital humano (educación, formación, salud).
  3. El progreso tecnológico (I+D+i, adopción de nuevas tecnologías).
  4. La mejora de la eficiencia en la asignación de recursos (funcionamiento de los mercados, movilidad de factores).
  5. Un marco institucional adecuado (derechos de propiedad, estabilidad política y macroeconómica, baja corrupción, regulación eficiente).
  6. La apertura al exterior (comercio internacional, inversión extranjera).
  7. La utilización eficiente de los recursos naturales y la sostenibilidad ambiental.

Políticas de Crecimiento y Desarrollo Económico

Los principales factores determinantes del crecimiento económico se caracterizan por actuar en el largo plazo, afectando a la oferta agregada o a la producción potencial del país. Los ritmos de crecimiento, consecuencia de la utilización de estos factores, dependen del grado de desarrollo alcanzado en el país en el que se utilicen. Por esta razón, las políticas de crecimiento económico suelen realizar una distinción entre países industrializados, en vías de desarrollo o pobres.

No obstante, en líneas generales, las medidas de política económica más relevantes orientadas a favorecer el crecimiento económico podemos agruparlas en relación con los factores que hemos señalado anteriormente como fuentes de dicho crecimiento:

  • Fomento del ahorro y la inversión: Aplicación de una política de ahorro público (reducción del déficit público estructural) y/o incentivos fiscales al ahorro privado y a la inversión empresarial.
  • Inversión en infraestructuras: Realización de esfuerzos en la creación de nuevas infraestructuras públicas (transporte, energía, comunicaciones) y en el mantenimiento de las existentes, ya que la teoría económica del desarrollo muestra que los países que destinan a la inversión un mayor porcentaje de su producto nacional tienden a crecer más rápidamente.
  • Impulso a la I+D+i: Intensificación del esfuerzo en Investigación, Desarrollo e innovación, tanto público como privado, mediante subvenciones, créditos fiscales, protección de patentes, etc., ya que la importancia del nivel de desarrollo tecnológico para el crecimiento económico ha quedado claramente establecida.
  • Inversión en capital humano: Adopción de políticas de fomento del capital humano, apostando por la educación de calidad en todos los niveles, la formación profesional y la formación continua para adecuarse a las nuevas demandas del mercado laboral.
  • Mejora del funcionamiento de los mercados: Favorecer una mayor movilidad geográfica y sectorial de la población activa, eliminar barreras a la entrada en los mercados, fomentar la competencia, reducir la burocracia innecesaria (desregularización selectiva).
  • Estabilidad macroeconómica e institucional: Mantenimiento de un clima de estabilidad política y macroeconómica (baja inflación, finanzas públicas saneadas, sistema financiero estable), seguridad jurídica y calidad institucional, sin el cual se reduce la capacidad inversora interna y se hace más difícil la atracción de capitales extranjeros.
  • Apertura internacional: Fomento del comercio exterior y atracción de inversión extranjera directa que puede traer consigo capital, tecnología y conocimientos.
  • Sostenibilidad: Integrar la dimensión ambiental en las políticas de crecimiento, promoviendo un desarrollo sostenible que no comprometa los recursos para las generaciones futuras.

En definitiva, se trata de un conjunto de políticas encaminadas a lograr incrementos en los niveles de productividad, crecimiento económico sostenible y generación de empleo de calidad. Además, es importante tener en cuenta que, especialmente en los países más avanzados, está adquiriendo cada vez más relevancia la necesidad de un crecimiento económico que sea compatible con el medio ambiente y que contribuya al incremento del bienestar social y la equidad.

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