Fundamentos del Comercio Internacional: Modelos, Distribución de la Renta y Política Comercial

Fundamentos y Modelos Clásicos del Comercio Internacional

El Comercio Global y el Modelo de Gravedad

El comercio internacional es un elemento central de la economía mundial, ligado al proceso de globalización, impulsado por avances tecnológicos. En las últimas décadas, el comercio de bienes y servicios ha crecido de forma sostenida gracias a la reducción de los costes de transporte y comunicación, la disminución de barreras comerciales, la fragmentación internacional de la producción y una mayor apertura hacia bienes extranjeros.

Paralelamente, el comercio internacional de activos financieros ha aumentado a un ritmo aún mayor, incrementando la interdependencia económica, aunque también el riesgo de inestabilidad financiera, como mostró la crisis de 2008. En este contexto, destaca la emergencia de China como actor económico clave del siglo XXI.

El comercio genera ganancias agregadas al permitir la especialización y ampliar las posibilidades de consumo, pero también plantea retos como los desequilibrios externos, las crisis monetarias y el debate entre libre comercio y proteccionismo. Su estudio es fundamental para comprender la balanza de pagos, los tipos de cambio, la coordinación de políticas económicas y el papel de los mercados internacionales de capitales.

El Modelo de Gravedad

Este modelo explica que el comercio entre dos países aumenta con el tamaño de sus economías (PIB) y disminuye con la distancia, debido a los mayores costes de transporte y a la menor interacción entre empresas. Muestra que las fronteras son un obstáculo importante: dentro de un mismo país se comercia mucho más que entre países.

El modelo permite identificar desviaciones en los flujos comerciales. Por ejemplo, el comercio inusualmente alto entre EE. UU. e Irlanda o Países Bajos refleja factores como afinidad cultural, logística o plataformas comerciales. Además, los acuerdos comerciales (como el NAFTA) generan niveles de comercio superiores a los explicados solo por PIB y distancia. El tipo de divisa también influye: la creación del euro eliminó la incertidumbre cambiaria y aumentó el comercio dentro de la UE.

Históricamente, el comercio no ha sido lineal: tras la alta integración de 1914, cayó por la Gran Depresión, el proteccionismo y las guerras. Desde los años 70, crece con fuerza gracias a la tecnología, la caída de costes y la desintegración vertical de la producción, que multiplica los flujos comerciales. Hoy predominan las manufacturas, mientras que los servicios han crecido hasta ser el principal componente, y los países en desarrollo han pasado de exportar productos primarios a exportar manufacturas. Aun con esta mayor complejidad, los principios clásicos como la ventaja comparativa siguen siendo útiles.

Modelos de Ventaja Comparativa y Distribución de la Renta

Modelo de Ricardo: Ventaja Comparativa y Productividad

El Modelo de Ricardo explica cómo las diferencias en la productividad del trabajo entre países generan comercio internacional y ganancias para todos. Es un modelo con un único factor de producción (trabajo), donde los países difieren en la productividad de cada sector. La clave es la ventaja comparativa, definida por los costes de oportunidad relativos.

Cada país debe especializarse en el bien cuyo coste de oportunidad es menor. Así, exportará ese bien e importará el que produce relativamente peor. El comercio es beneficioso por dos razones:

  1. Actúa como producción indirecta, permitiendo obtener un bien con menos trabajo del que costaría producirlo directamente.
  2. Amplía las posibilidades de consumo, permitiendo acceder a más bienes que en autarquía.

Los precios relativos internacionales determinan qué produce cada país y cómo se distribuyen las ganancias del comercio. A la vez, estos precios implican salarios relativos, lo que explica por qué un país con salarios bajos puede seguir siendo competitivo: lo importante es la productividad relativa, no la absoluta. La evidencia confirma su conclusión fundamental: los países exportan los bienes en los que tienen una productividad relativamente mayor.

Comparación de Modelos Clásicos

Ricardo vs. Heckscher–Ohlin (H–O)

El Modelo de Ricardo (R) explica el comercio internacional a partir de las diferencias en la productividad del trabajo entre países. Es un modelo con 1 único factor (trabajo) y predice ganancias generales, sin analizar efectos distributivos internos.

El Modelo Heckscher–Ohlin (H–O), en cambio, explica el comercio por las diferencias en las dotaciones de factores entre países, suponiendo 2 factores (trabajo y capital), ambos móviles entre sectores a largo plazo (L/P), y bienes con distinta intensidad factorial. Cada país exporta el bien intensivo en su factor abundante e importa el intensivo en su factor escaso.

A diferencia de Ricardo, el comercio en H–O tiene efectos claros sobre la distribución de la renta: según el teorema Stolper–Samuelson, gana el factor abundante y pierde el factor escaso en términos reales, aunque sigan existiendo ganancias agregadas.

En síntesis: Ricardo se centra en la productividad del trabajo y predice ganancias generales; H–O se centra en las dotaciones factoriales y pone el foco en los efectos distributivos del comercio.

Ricardo vs. Factores Específicos (F.E.)

En el Modelo de Ricardo, solo existe el trabajo, que es perfectamente móvil entre sectores. El comercio internacional beneficia al país en su conjunto, ya que amplía las posibilidades de consumo, y el modelo no analiza ganadores y perdedores internos, sino solo ganancias agregadas.

El Modelo de Factores Específicos (F.E.), por el contrario, introduce 3 factores de producción: el trabajo, que es móvil, y 2 factores específicos (capital y tierra) que no pueden desplazarse entre sectores a corto plazo (C/P).

Cuando el país se abre al comercio y cambia el precio relativo de los bienes, el sector exportador se expande y el importador se contrae. Como resultado, el factor específico del sector exportador gana en términos reales, mientras que el factor específico del sector importador pierde. El efecto sobre el trabajo es ambiguo, ya que depende de cómo varíen los precios de los bienes que consume.

En resumen: Ricardo no considera distribución interna y predice que todos ganan; el modelo de factores específicos muestra que el comercio genera ganadores y perdedores dentro del país, según el sector al que esté ligado cada factor específico.

Factores Específicos vs. Heckscher–Ohlin

El Modelo de Factores Específicos (F.E.) analiza los efectos del comercio internacional en el corto plazo (C/P), cuando el trabajo es móvil entre sectores, pero el capital y la tierra son factores específicos e inmóviles. Al abrirse al comercio, gana el factor específico del sector exportador y pierde el del sector importador, mientras que el efecto sobre el trabajo es ambiguo. Aun así, el comercio genera ganancias agregadas, aunque con una distribución desigual.

En cambio, el Modelo H–O se sitúa en el largo plazo (L/P), cuando todos los factores son móviles entre sectores. Los cambios en los precios relativos de los bienes se trasladan directamente a los precios de los factores (teorema Stolper–Samuelson), de modo que gana el factor abundante y pierde el factor escaso en términos reales.

En síntesis: Factores Específicos se enfoca en el corto plazo, factores inmóviles y efectos ambiguos sobre el trabajo; Heckscher–Ohlin se enfoca en el largo plazo, factores móviles y efectos claros sobre salarios y rentas.

Factores Específicos y Distribución de la Renta

El comercio internacional genera ganadores y perdedores porque los factores de producción no se mueven libremente entre sectores y cada industria utiliza factores distintos. El Modelo F.E. analiza estos efectos en el corto plazo, suponiendo dos bienes producidos con trabajo móvil y dos factores específicos (capital en manufacturas y tierra en alimentos) que no pueden trasladarse rápidamente entre sectores.

Como consecuencia, gana el factor específico del sector exportador, pierde el del sector importador y el efecto sobre el trabajo es ambiguo. Las tensiones políticas surgen porque los perdedores suelen estar mejor organizados que los ganadores. El modelo también explica los efectos de la migración internacional: los trabajadores se desplazan hacia países con salarios más altos, aumentando la producción mundial, pero alterando la distribución de la renta, con convergencia salarial y ganancias o pérdidas para los propietarios de factores específicos según el país.

Comercio Basado en Economías de Escala y Competencia Imperfecta

Empresas en la Economía Global: Economías Internas y Externas

El comercio internacional no surge únicamente de la ventaja comparativa, sino también de las economías de escala o rendimientos crecientes, que aparecen cuando los costes medios disminuyen al aumentar la producción. Estas economías incentivan la especialización y el comercio incluso entre países con recursos y tecnologías similares. Pueden ser:

  • Internas: Ligadas al tamaño de la empresa y asociadas a competencia imperfecta.
  • Externas: Ligadas al tamaño de la industria.

Economías Internas y Comercio Intraindustrial

Las economías internas se analizan mediante el modelo de competencia monopolística, donde muchas empresas producen bienes diferenciados y la entrada elimina los beneficios a largo plazo. El comercio amplía el mercado, permite producir a mayor escala y genera más variedad y menores precios, explicando el comercio intraindustrial entre países desarrollados. Cuando existen diferencias de productividad, la apertura comercial beneficia a las empresas más eficientes, mientras que las menos productivas se contraen o desaparecen.

Si hay costes del comercio, los mercados no están totalmente integrados: solo las empresas más productivas exportan y pueden fijar precios distintos por mercado, lo que da lugar al dumping (vender en el exterior a un precio inferior al doméstico), fenómeno que suele dar lugar a políticas antidumping.

Economías Externas e Inversión Extranjera Directa (IED)

Las economías externas explican la concentración geográfica de industrias y la importancia de la historia, ya que una ventaja inicial puede mantenerse incluso si otros países podrían producir a menor coste. En estos casos, el comercio puede perjudicar a un país si lo especializa en sectores con menores economías externas.

La Inversión Extranjera Directa (IED) puede ser:

  • Horizontal: Cuando las empresas replican la producción en el extranjero para evitar costes comerciales.
  • Vertical: Cuando fragmentan la cadena productiva u optan por el offshoring para aprovechar diferencias de costes.

Aunque la IED genera ganancias agregadas, también produce efectos distributivos con ganadores y perdedores.

Instrumentos y Economía Política del Comercio

Instrumentos de Política Comercial y sus Efectos

La política comercial estudia cómo medidas como aranceles, subsidios o cuotas afectan a precios y bienestar. Para analizarlas basta un equilibrio parcial, centrado en un mercado concreto.

1. Aranceles

Un arancel eleva el precio interno por encima del precio mundial. En un país pequeño, el arancel se traslada completamente al precio nacional. Los efectos son:

  • Productores nacionales ganan, porque reciben un precio más alto.
  • Los consumidores pierden, por pagar precios más elevados.
  • El Estado gana ingresos por el arancel.
  • Pérdida neta de bienestar debido a distorsiones en producción y consumo.

Como un país pequeño no puede mejorar su relación de intercambio, un arancel genera pérdida neta de bienestar. Si el país es grande, puede mejorar su relación de intercambio, pero a costa de efectos negativos en otros países y posible represalia.

2. Subsidios, Cuotas y Restricciones Voluntarias

Un subsidio a la exportación empeora la relación de intercambio y genera pérdidas mayores que un arancel.

Las cuotas de importación y las restricciones voluntarias a la exportación elevan igualmente el precio interno, pero las rentas no las recibe el Estado, sino los poseedores de licencias o los exportadores extranjeros. En general, estas políticas crean pérdidas para el país, pero se aplican porque benefician a grupos organizados (productores protegidos) mientras que los costes recaen sobre consumidores dispersos.

Economía Política del Comercio

Los economistas suelen defender el libre comercio porque genera eficiencia, más competencia y variedad, y porque es una regla práctica sencilla. Aunque existen argumentos para desviarse —como el arancel óptimo en países grandes o los fallos de mercado (teoría del segundo óptimo)— su aplicación es limitada y arriesgada.

En la práctica, la política comercial está guiada por intereses distributivos: los grupos pequeños y organizados que ganan con el proteccionismo presionan más que los consumidores dispersos (acción colectiva). Los avances hacia la liberalización se han logrado mediante negociación internacional (GATT/OMC) y acuerdos preferenciales, que pueden generar creación o desviación de comercio.

En los países en desarrollo, la política comercial se ha centrado en la industrialización. El argumento de la industria naciente justificó la protección si había fallos de mercado. Esto llevó a la sustitución de importaciones, que creó manufacturas pero con gran ineficiencia. Desde los años 80, muchos países cambiaron hacia estrategias de exportación, inspirados en el éxito de varias economías asiáticas muy abiertas al comercio.

En décadas recientes surgieron nuevos debates: la política comercial estratégica (Brander–Spencer) sostiene que en industrias con rendimientos crecientes un país podría ganar interviniendo, aunque es difícil de aplicar. También aparecieron críticas a la globalización por los bajos salarios en países en desarrollo, y crecientes preocupaciones ambientales: la curva de Kuznets y los temores a “paraísos de contaminación” han llevado a discutir medidas como los aranceles al carbono.

La Balanza de Pagos y los Desequilibrios Externos

Estructura y Función de la Balanza de Pagos

La balanza de pagos registra todas las transacciones económicas entre un país y el resto del mundo. Las entradas de divisas se anotan en positivo y las salidas en negativo, y su saldo total es siempre cero, ya que cualquier déficit o superávit se financia mediante movimientos financieros o variaciones en reservas. Se divide en 3 cuentas:

  1. La Cuenta Corriente: Recoge el comercio de bienes y servicios, las rentas y las transferencias. Un déficit implica necesidad de financiación externa y un superávit capacidad de financiar al exterior.
  2. La Cuenta Financiera: Registra los flujos de capital, como la inversión directa y de cartera.
  3. La Cuenta de Capital: Recoge transferencias contables de menor magnitud.

Los desequilibrios externos tienen efectos monetarios: un superávit aumenta las reservas del Banco Central (BC) y la base monetaria, mientras que un déficit las reduce. Bajo el patrón oro, estos ajustes eran automáticos, ya que los superávits generaban inflación y los déficits deflación. En la actualidad, los desequilibrios persistentes reflejan la interdependencia financiera internacional y el papel clave de los flujos de capital.

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