Hacienda clásica o tradicional

1.2Síntesis histórica de la Hacienda Pública


El Enfoque de la Hacienda Pública clásica se basa en los principios políticos del Liberalismo y en las aportaciones de la teoría clásica en relación al Desarrollo económico. Esta teoría aceptaba como uno de sus elementos básicos la Que se conoce como ley de Say (1767-1832), sin que los planteamientos que Conforman su contenido hayan de atribuirse exclusivamente a este autor. Simplificando, esta ley afirma que toda oferta genera su propia demanda, cosa Que significa que el sistema económico tenderá a estar en equilibrio, ya que Cualquier producción iniciada –y ésta se iniciará siempre que haya recursos Ociosos, porque en tales circunstancias su precio descenderá hasta el punto de Hacer rentable su utilización– generará las rentas necesarias para que la nueva Producción colocada en el mercado sea absorbida. Sobre la base de este enfoque Se incorporaba como cuestión adicional que la presencia del sector público ha De concentrarse en un conjunto de actividades muy específico y bien delimitado. De este modo, Adam Smith (1723-1790) consideraba que el gasto público ha de limitarse A los conceptos siguientes: 1) Defensa nacional 2) Mantenimiento del orden Interno e impartir justicia 3)Ejecución de las obras y sostenimiento de las Instituciones que no responden a los criterios de una oferta lucrativa, es Decir, que no proporcionan beneficios (que califica como “actuaciones para Facilitar el comercio o para promover la instrucción”, y que hoy Identificaríamos con la creación y mantenimiento de infraestructuras y con las Actividades de educación y formación). Por otra parte, el gasto público habría de financiarse de Acuerdo con unos criterios muy estrictos que pueden formalizarse en los puntos Siguientes: ° Impuestos neutrales, lo que supone Que han de afectar en la menor medida posible al desarrollo económico. Para Ello se considera que no habrían de detraer recursos disponibles para la Inversión –como es el caso de los que gravan los beneficios empresariales– ni Tampoco deberían gravar los productos de primera necesidad, en la medida que se Considera que tienen como efecto elevar el coste del trabajo y, por lo tanto, Dificultar el crecimiento económico. ° Presupuesto equilibrado, ya que un Exceso de gastos, por encima de los ingresos ordinarios, implica una extensión Del sector público más allá de sus posibilidades. Por otra parte, una situación De este tipo requerirá obtener financiación adicional a los ingresos Ordinarios, lo que supone absorber ahorro privado y, en consecuencia, reducir La capacidad de financiar la acumulación en la economía. ° La aplicación de los impuestos se ha de basar en el criterio de la capacidad de pago, es decir que todos los ciudadanos reciban un Trato igual de acuerdo con su capacidad económica. Adam Smith, en su obra La Riqueza de las naciones, realizó una primera aproximación a este criterio, Enunciando el que se ha llamado principio de justicia, al afirmar que “los Súbditos de cada Estado deben contribuir al sostenimiento del gobierno en una Proporción lo más cercana posible a sus respectivas capacidades, es decir en Proporción a los ingresos de los que gozan bajo la protección del Estado”. Estos Conceptos son los que se ha dado en llamar principios clásicos de la Hacienda Pública. Se ha de añadir que, aunque el planteamiento señalado es el que puede Atribuirse de forma mayoritaria a la escuela clásica, también se encuentran en Ella otros enfoques discrepantes. Un ejemplo son las posiciones de J. Bentham o J. Stuart Mill, que defienden postulados más igualitaristas, como la aplicación De un impuesto elevado sobre las transmisiones hereditarias o la necesidad de Una amplia igualdad de oportunidades en el ámbito educativo. Los criterios Propugnados por la escuela clásica alcanzan un grado de desarrollo y Formalización superior con las aportaciones de la escuela neoclásica y, especialmente, De A. Marshall, desarrolladas fundamentalmente a partir del último tercio del Siglo XIX. Buena parte de la formalización desplegada se basa en el concepto Subjetivo de utilidad, como criterio para decidir individualmente la demanda. En este contexto, el comportamiento social es el resultado de la suma de los Comportamientos individuales, determinados por el criterio de la utilidad que Obtiene cada sujeto. Si se aceptan estos planteamientos, es posible incorporar Nuevos aspectos a la teorización de la actividad pública, en la medida que se Justificará el suministrar desde el sector público aquellos bienes a los que no Pueda aplicarse el “principio de exclusión”, es decir, no pueda limitarse su Acceso a aquellos que no estén dispuestos a pagar por el producto o servicio. De este modo, el enfoque Neoclásico aporta argumentos para que el Estado destine recursos a aquellas Actividades que son deseadas y necesarias socialmente, pero que no ofrecen Incentivos para que los inversores privados las ofrezcan a los demandantes dado Que resulta inviable impedir su utilización a aquellos usuarios que no estén Dispuestos a asumir su pago. Por otra parte, la noción de utilidad marginal Decreciente –es frecuente referirse a los autores de esta escuela como “marginalistas”–, aplicada a la renta, refuerza los argumentos a favor de la Actividad redistributiva del Estado. La obra de J. M. Keynes, especialmente la “Teoría General del Interés, el Empleo y el Dinero” (1936) aporta un enfoque explicativo de los Desequilibrios macroeconómicos y de los desajustes que pueden darse entre la Producción total y la demanda agregada en determinados momentos, que generan Situaciones de recesión sin que los mecanismos del mercado sean capaces de Reactivar la economía. De este análisis se deriva la conveniencia de que el Sector público actúe gestionando parte de su actividad para añadirla a la del Sector privado, de manera que contribuya a estabilizar la evolución de la Economía. Es lo que posteriormente se conocerá con la denominación de función De estabilización y es en lo que se ha apoyado el criterio de aplicar una Política económica activa, vigente desde la década de los años treinta hasta Mediados de los años setenta del Siglo XX, mientras que posteriormente han Aparecido críticas a este tipo de intervención, por más que siga siendo de General aplicación por parte de la práctica totalidad de los gobiernos. La Aplicación de los principios keynesianos –materializados fundamentalmente en el Desarrollo de una política fiscal activa y en la aplicación de una política Monetaria basada en el control de los tipos de interés– permitíó mejorar Notablemente la capacidad de reacción de la economía ya a mediados de la década De los años treinta, aunque su aplicación más significativa se dio en las Décadas posteriores a la 2ª Guerra Mundial y hasta el inicio de la que se Conoce como la primera crisis del petróleo, a partir de 1973. Durante ese Período las políticas keynesianas hicieron posible un crecimiento estable de Las economías industrializadas junto con un bajo nivel de paro, aunque también Produjeron un crecimiento considerable del volumen de actividad del sector Público y tensiones en los niveles de inflación, Los intentos de conjugar los Aspectos esenciales de las escuelas clásica y neoclásica y las aportaciones Keynesianas han dado lugar a lo que se ha denominado “síntesis keynesiana– Neoclásica», uno de cuyos autores más destacados es R. A. Musgrave, que Analiza la actuación de la Hacienda Pública clasificando sus funciones en los Tres ejes a los que se ha hecho referencia antes: · Función de asignación de recursos, para resolver los Problemas derivados de los posibles usos alternativos que pueden darse a los Recursos disponibles, estableciendo los criterios sobre los sectores y ámbitos De actuación en los cuales es necesaria la intervención pública. · Función redistributiva, es decir relativa a las Actuaciones que pretenden conseguir una distribución más equilibrada de la Renta y la riqueza. · Función de estabilización de la Economía, mediante la aplicación de instrumentos de política fiscal y Monetaria, con el objetivo de contribuir a la consecución de los objetivos Fundamentales de la política económica: pleno empleo, un crecimiento Equilibrado y estabilidad en los precios. Esta visión de la Hacienda Pública, Sin embargo, ha sido criticada tanto desde una óptica conservadora como desde Enfoques ideológicos de izquierdas. En el primer caso, se argumenta en Ocasiones que la intervención pública es excesiva e interfiere y crea ineficiencias En la actividad económica, defendiendo por ello la existencia de un Estado Mínimo (escuela monetarista y economía de la oferta), mientras que en otros Casos se considera que el elevado peso que alcanza el gasto público en las Economías occidentales deriva de comportamientos colectivos que han de ser Controlados o corregidos (escuela de la elección pública), así como otros Desarrollos teóricos en una línea similar. Por parte de algunos autores de Izquierdas también se critica el papel del Estado, desde una óptica muy Diferente, atribuyéndole el papel de sostener unas determinadas relaciones Económicas y sociales que favorecen a las clases dominantes. En el epígrafe Siguiente se desarrollan de forma resumida las cuestiones básicas en que se Apoyan algunos de los enfoques mencionados.

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